Crisis humana, crisis planetaria

¿Crisis o pico de todo?

Hace 150 años se perforó el primer pozo petrolero del mundo, por John D. Rockefeller. En ese momento no existía la economía globalizada ni imperaba el sistema financiero gobernado por los bancos centrales privados, que se ha implantado en casi todo el mundo desde entonces. La economía norteamericana y la mundial desde aqeul tiempo está basada, sobrevive y crece apoyada en la emisión de deuda pública (así, deuda de la nada), con base en esta deuda que ya es de por si absurda como fundamento monetario, se calculan intereses sobre esa deuda y ese es el “apoyo” del dinero que circula. Ese es el “fundamento sólido” en que se basan las “finanzas” del mundo capitalista (puedes consultar el documentales siguiente: (https://www.youtube.com/watch?v=f11uJEIw-V0). Pero lo más importante es que ese estado de cosas del dinero, así como el crecimiento exponencial de la población mundial, ha sido soportado por la extracción de un tesoro, el petróleo, que fue creado por la naturaleza a lo largo de decenas de millones de años. Cabe mencionar que hasta el momento del inicio del petróleo como fundamento energético de la civilización, la población mundial había permanecido bastante estable durante cientos de años y que se ha multiplicado por más de tres veces en nuestros días. La explotación petrolera ha implicado que la tierra ha sido explotada, agujereada, contaminada y destruida de formas que nuestras buenas conciencias no pueden ni quieren imaginar, todo en nombre de ese progreso materialista y avaricioso. El petróleo es un material que contiene la capacidad energética más extraordinaria de los energéticos con una capacidad ni por de cerca igualada (además de ser una fuente de materia prima igualmente extraordinaria). Su abundancia y disponibilidad  implica que hasta hace unos años por cada dólar que invertías te redituaba 200, lo que ha sido capaz de dar soporte a la fantasía del progreso y el desarrollo infinito. Este progreso, tal como lo anunció al mundo Harry Truman al fin de la segunda guerra mundial, y que está soportado por el petróleo, es el responsable de una fuerza destructora en magnitudes que apenas comenzamos a sospechar, como el agujero de la capa de ozono, el calentamiento global, la destrucción de más del 70% de los bosques y selvas, de la extinción de 200 especies al día, de la desaparición de cientos de pueblos y lenguas ancestrales -con todos sus mitos, sus saberes medicinales y en general de sustentabilidad a largo plazo-, etcétera, etcétera, etcétera y más etcétera.

            Ese material maravilloso es un tesoro indescriptible.  Nadie le dijo a la especie humana que le era regalado y que le pertenecía, de hecho ni siquiera sabemos qué rol juega, ese petróleo que ya quemamos, en la ecología de este ser vivo que es GAIA, nuestra tierra patria-matria. Aparentemente la mayoría del petróleo ya lo quemamos en apenas 150 años, comparados con los más de 500 millones de años que la tierra se tardó en producirlo y conservarlo. Los EEUU el primer productor de la historia, se acabó su bonanza de petróleo en tan sólo 80 años, teniendo lugar este agotamiento en los años 40’s del siglo XX, es decir llegó al pico de hallazgo de yacimientos de petróleo en aquellos años. A partir de esa época la fuerza y magnitud de su producción fue evaneciendo. El pico de producción se alcanzó en ese país alrededor del año 1973, es decir 40 años después. El pico de hallazgo de fuentes de petróleo del mundo se alcanzó en los años 60’s, y aparentemente alrededor del año 2004, 40 años después que aquel momento alrededor del 2005 -similar a lo ocurrido con EEUU-, estamos alcanzando el pico mundial de producción de petróleo. Es importante observar que hasta hace unos 10-20 años el petróleo se obtenía básicamente de fuentes bastante accesibles, es decir que no se requería invertir demasiado esfuerzo, energía y tecnología para obtener el petróleo. Esa situación ha cambiado radicalmente en la actualidad, y la mayoría de los descubrimientos actuales son a grandes profundidades y en el mar. Esto implica que ahora ya no sea la “ganga” que era, pero peor aun, ahora el riesgo y la destrucción socioambiental para su extracción es inmenso y lo hace inaceptable (si es que alguna vez fue aceptable todo lo que se hizo).  Ejemplo de esto es el accidente del Golfo de México que costó a la BP alrededor de 2,000 millones de dólares, y generó un desastre ecológico y humano incalculable. Acorde con la experiencia petrolera, a partir del pico de producción de petróleo empieza el declive en la facilidad y abundancia, eso sucedió aparentemente en el año 2004, y desde ese entonces el precio del barril a pasado de 20-25 dólares a los 100-120 dólares de ahora. No obstante esos precios “exorbitantes” para una economía basada en el petróleo casi regalado, la producción no ha podido repuntar bajo el estímulo del sobreprecio. Y todos estos inidcios del pico de petróleo se están produciendo cuando “por fin” el modelo de la globalización y el desarrollo (el consumismo desenfrenado) está prendiendo en buena parte del mundo “sub-desarrollado”, es decir China (1,350 millones de habitantes), India (1,200), Brasil (200), Indonesia (250), Argentina (45), Colombia (40), Tailandia (70), Rusia (200), Polonia (45), Turquía (90), etcétera. Esto implica que esas “economías” comienzan a recorrer por la escalada exponencial de consumo de energía y materiales, propio del “camino del desarrollo”. Esto conlleva a un aumento gigantesco de consumo del petróleo. El paradigma neoliberal de fantasía energética y monetaria implica para todos esos países, que crecer a menos del 10% anual es una “tragedia” con consecuencias desastrosas…

            ¿Qué ocurrirá cuando el petróleo, que es el fundamento absoluto de esa fantasía económica, empiece a escasear y a elevarse a precios de 200, 300 o 500 dólares el barril? Las otras fuentes de energía no tienen ninguna posibilidad de sustituír al petróleo, y menos aún bajo este modelo absurdo del hiperconsumo globaziado (https://www.peakprosperity.com/crashcourse/espanol/capitulo-17a-el-pico-del-petroleo). Todos esos cientos, miles de millones de personas que dependen del consumismo, que a su vez sólo es posible por la destrucción del planeta, incluido el quemar el tesoro planetario del petróleo, se van a colapsar.

Pero ¿qué significa ese colapso?

Veamos en términos alimentarios; el EROI es una medida que nos dice en términos energéticos cuánta energía obtenemos de retorno de alguna actividad económica,  comparado con la energía invertida para producir ese bien o proceso. Según cálculos aplicados a la agricultura actual producto de la “revolución verde”, por cada 10 unidades de energía invertida en producir alimentos, obtenemos una unidad, ¡una! Este absrudo económico y energético es así “gracias” al derroche de petróleo que ha sido casi gratis para las economías capitalistas “desarrolladas” de los últimos 6 años. Esa ha sido la forma en que hemos podido mantener esa fantasía absurda, como por ejemplo que una zanahoria viaja en promedio más de 2,000 km para ser consumida, o que la casi totalidad de los fertilizantes que se aplican a un suelo arrasado en su fertilidad por esos mismo fertilizantes, proviene también del petróleo. Eso mismo sucede con los plaguicidas, herbicidas, el regadío, los aviones, tractores y demás máquinas, etcétera, todo depende del petróleo. Es decir con el colapso del petróleo vendrá el colapso de alimentos…

Y lo peor es que en estos 60 años de revolución verde se ha aniquilado o desmontado la casi totalidad de los saberes y prácticas tradicionales y vernáculas agrícolas, prácticas que si pueden mantener una producción alimentaria sustentable sin la fantasía del petróleo. Llamamos a eso el pico de producción de alimentos, que como ya vimos es una fantasía por no decir una locura insana de 10 a 1 energéticamente hablando.

            Si nos damos cuenta de que casi la totalidad de nuestro consumo depende del petróleo podemos preguntanros así: ¿y qué con el pico de la ropa, el calzado, la electrónica, los autos, los aviones, el turismo, la construcción, los muebles, la cocina, las diversiones, las carreteras, las telecomunicaciones, el internet, nuestras compras en COSTCO, Liverpool, Wal-Mart o Apple Store? Todo eso está en pico, aparentemente… Y todo este análisis sólo ha estado centrado en el agotamiento de la capacidad de carga planetaria de la energía, pero qué hay de los bosques, del agua, de los minerales, del clima, etcétera. Es decir de cómo esa fantasía consumista también está limitada por cada uno de eso ámbitos, por sus interacciones y co-dependencias.

            En cuánto al pico, la discusión sólo puede ser de cuándo ha pasado o pasará el pico del petróleo y de todo. ¿Importa eso? ¿Vamos a seguir cultivando la fantasía insana por comodidad o por pereza planetaria? Esta actitud es suicida a estas alturas, era una locura hace 40 años…

            Una historia alternativa es la tecno-explosión que es el paradigma tipo Discovery Chanel, y que afirma que todos nuestros problemas los van a resolver los científicos e ingenieros. Veamos…

Para terminar este brevísimo recuento de lo que hemos construido en esta historia de “expansión” de la humanidad y su consumo, hemos de recordar que en el siglo IXX se inició la era de la síntesis química moderna. Como resultado de eso se generó el DDT, los herbicidas, los organofosforados (responsables del agujero de la capa de ozono, que a su vez ha creado el “bum” de los bloqueadores, que a su vez son contaminantes y cancerígenos). En esa misma línea se creó toda la industria química de la “revolución verde”, una verdadera hecatombe ecológica para el suelo y el agua.

Pero ¿qué está ocurriendo en términos de crisis planetaria a este respecto ahora en el año 2013?

Estamos descubriendo la tragedia productiva, económica, ecológica, alimentaria, de salud y cultural del modelo de agricultura de los transgénicos. Y apenas inicia la “revolución” de la bio-nanotecnologías, que son moléculas “inteligentes” capaces de “innovar” las “cualidades” de la materia, ¡además de auto-ensamablarse y atuo-reproducirse ellas mismas en el ambiente! Le dejo a la lectora y el lector que imagine las posibles linduras de estas “súper” tecnologías pueden ocasionar, que son miles de veces más complejas que sus abuelas del siglo IXX.

Como última imagen, reflexionemos que cada año se liberan al medio ambiente más de 80,000 sustancias sintéticas que no han sido probadas en su toxicidad en un sentido amplio, y mucho menos evaluados los problemas y desastres que las interacciones que entres pares, tripletas, etcétera de estas sustancias se pueden ocasionar. Recordemos el caso del DDT y los organofosforados que revelaron su ecocidio unas décadas después de su invención…

Creo que como seres humanos tenemos que recapacitar y darnos cuenta de que tenemos que detenernos YA, que esa acción no va a venir del gobierno, de las universidades, de las empresas o de ninguna organización que no sea a escala estrictamente humana y local… participativa…

 

El colapso, sin lugar a dudas nos señala que mucho de lo que hemos dado por “garantizado” en la civilización está en proceso irreversible de pérdida, cavando  su propia tumba. El planeta en su forma nativa, los estilos de vida simples en los cuales crecimos,  los mundos humano y no humano, el clima, los ecosistemas, todo ello está en proceso de muerte.  Los “recursos” están evaneciendo dramáticamente, por lo que la humanidad está cavando  su propia fosa de muerte a una velocidad vertiginosa.

 

Si de hecho, como números@s maestr@s espirituales nos han recordado, estamos indudablemente conectad@s con toda la vida, entonces la muerte en algún rincón del universo afecta nuestro mundo inmediato en algún nivel. Si nuestros cuerpos son parte del cuerpo de la madre tierra, entonces nuestros cuerpos no pueden escapar a las heridas de la tierra y del agua envenenada, a la extinción de las especies, la  violación de los bosques, y la toxicidad de nuestro aire y nuestra comida. Todo se siente tan desesperanzador y de hecho lo es…

 

Así penetramos en un nuevo territorio, en tanto reconocemos el momento que estoy sugiriendo, que significa confrontar nuestro desencanto, así estoy invitándonos hacia capas más profundas  de la psique,  hacia lo que los griegos nombraban con la palabra ALMA. En este punto estamos fuera del “radar” de las teorías, de los “hechos” y aun de los paradigmas, es la experiencia reflexiva y crítica desde nuestra comunidad, desde la pureza de nuestros corazones.

 

Nos estamos encontrando frente a nuestros más profundos terrores, nuestras negaciones, nuestras aversiones.  De repente estamos  confrontando nuestros límites humanos, y de hecho, con nuestra propia muerte.  Realmente en tanto podamos afirmarnos honestamente que nuestro planeta se encuentra en la lucha por la muerte, ambos literal y metafóricamente, y mientras  que podamos reconocer que no estamos haciendo nada más que habitando los días y horas en una procesión funeral, estaremos pateando y gritando reclamando soluciones esperanzadoras.

 

Esto es la preparación consciente para la muerte, y tod@s aquell@s que estamos dispuestos a abrazar la realidad del colapso devenimos en cuidador@s  del hospicio para nosotr@s mism@s y para el mundo. No queda mucho tiempo restante, y cada momento es un regalo a ser saboreado, olido, degustado y cuidado… De esta forma liberamos preciosos espacios y tiempos creativos para trabajar humilde y entregadamente en las alternativas para enfrentar el colapso (añadido de enrique vargas, y que carolyn dice en otras partes…).

 

 

Carolyn Baker

La pérdida sagrada: andando el camino

espiritual en el colapso de la civilización industrial, pp. 94-96

 

 

¿Qué tal si los cambios vinieran de la acción cotidiana, articulada y consciente de las personas desde sus barrios, sus pueblos y sus ciudades?